Es bastante fácil, desde esta tribuna, instar por el diálogo cuando el ciudadano medio y los más pobres conviven con graves problemas de salud, educación, pensiones, dignidad y equidad. Con otra perspectiva, desde esta tribuna es muy difícil hablar de diálogo, porque ni los que la están leyendo ni el suscrito tenemos toda la razón cuando presentamos nuestras ideas y convicciones.